Nació en Ginebra en 1712 y murió en Ermenonville en 1778. Fue
escritor, pedagogo, filósofo, músico, botánico y naturalista... Todo un
ilustrado, a pesar de presentar profundas contradicciones y separarse de los
representantes de la Ilustración: se ganó, por ejemplo, la feroz inquina de
Voltaire.
Sus ideas dieron un giro a la pedagogía de la época, centrándola
en la evolución del niño y en materias prácticas. Sus ideas políticas influyeron
en gran medida en la Revolución Francesa y en el desarrollo de las teorías
republicanas, aunque también se le considera precursor del totalitarismo.
Incorporó a la filosofía política conceptos como el de "voluntad
general" y el de "alienación".
Obras destacadas: "El contrato social" y
"Emilio".
Dos grandes frases se atribuyen a Rousseau: "El hombre nace
libre, pero en todos lados está encadenado" y "El hombre es bueno por
naturaleza".
A los 16 años, Jean-Jacques Rousseau abandonó su ciudad natal y
comenzó a vagabundear, desempeñando los oficios más dispares, a punto de entrar
en la marginalidad. Abjuró del calvinismo para abrazar el catolicismo, del que
más tarde también renegó. Se estableció finalmente en Annecy, siendo tutelado
por Madame de Warens, una dama católica ilustrada sin hijos y trece años mayor
que él. A ojos de Rousseau, ella sería la madre que había perdido; desde 1733,
su amante.
Alejandro Márquez Cuadrado, 4º ESO.
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