Los homínidos de Atapuerca se organizaron para acorralar y matar a las manadas de bisontes
El yacimiento de Gran Dolina fue un lugar
de matanza y procesamiento de carne de bisonte hace 400.000 años, por lo que
constituye el caso más antiguo de caza comunal
Un inmenso conjunto de casi 25.000
huesos de bisonte, de una especie cercana al bisonte estepario (Bison
priscus), excavado en el yacimiento de Gran Dolina, en la sierra de Atapuerca, ha sido interpretado como "un
lugar de matanza y procesamiento carnicero de bisontes carroñeados
posteriormente por las fieras", según un importante estudio recién
publicado en Journal of Human Evolution,
cuyo autor principal es el arqueólogo Antonio Rodríguez-Hidalgo, de la
Universidad Complutense de Madrid e investigador asociado del Institut Català
de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES).
Los homínidos que vivieron en la sierra
de Atapuerca (Burgos) hace 400.000 años aprendieron a organizarse para
procurarse el sustento y no perder oportunidades: a finales de la primavera
y a comienzos del otoño, probablemente siguiendo las migraciones de los
bisontes, condujeron a los animales hasta la Gran Dolina, donde los acorralaron
y mataron, y después procesaron la carne y la transportaron con los huesos y
las pieles hasta los campamentos. "La caza comunal de presas grandes,
ágiles y potencialmente peligrosas como el bisonte implica que los cazadores
pudieron cooperar entre sí y coordinar eficazmente sus actividades en una
escala que no se había demostrado previamente en los seres humanos premodernos
de hace unos 400.000 años", afirma John Speth, de la Universidad de
Míchigan, uno de los zooarqueólogos más relevantes en cuanto al conocimiento
sobre la subsistencia neandertal y sobre los cazaderos de bisontes paleoindios,
según explica el IPHES en un comunicado. Estos episodios de caza en masa o caza
comunal se repitieron estacionalmente durante varias generaciones.
Los homínidos consumieron las lenguas de
los bisontes a modo de tentempié.
En el denominado "lecho de huesos
de bisonte" predominan los huesos del esqueleto axial del bisonte, es
decir, aquellos situados a lo largo del eje central del cuerpo (cabeza,
costillas y vértebras). "Al tratarse de cazas comunales con gran cantidad
de presas, los homínidos podían seleccionar las partes más ricas en nutrientes,
como son las patas, y se las llevaban a los campamentos dejando la zona
axial a merced de los carroñeros, los lobos y las hienas", observa
Rodríguez-Hidalgo. "Junto con estos restos se conserva, además, una gran
cantidad de huesos hioides (situados bajo la lengua) con marcas de corte, lo
que significa que durante el despiece de las presas los homínidos
consumieron las lenguas de los bisontes a modo de tentempié o snack por
ser ricas en grasa y proteínas", añade.
Artículo publicado en la revista National Geographic España.
http://www.nationalgeographic.com.es
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