Los textos históricos (ya lo sabes) son trocitos de historia. A través de
ellos, analizándolos detenidamente, podemos entender mejor qué ocurrió, por
qué, cuáles fueron las consecuencias a corto y a largo plazo de los hechos
históricos...
“Nada hacía presumir en aquella apacible mañana otoñal
del jueves 24 de octubre, que pasaría a la historia como una de las fechas
negras del siglo, el jueves negro de Wall Street.
La sesión bursátil se inició de forma sostenida, pero en seguida afluyeron grandes cantidades de papel y se hundieron los precios. Los angustiados especuladores arrojaron sus títulos sobre las mesas de contratación. El ticker (teletipo) se retrasó. Los agentes de bolsa exigieron garantías para los títulos a crédito y ante la imposibilidad de obtenerlos, volcaron nuevas remesas de papel sobre la bolsa, ocasionando nuevas bajadas. Y así ola tras ola, levantando una tempestad más fuerte e incontrolable.
En la calle se originaron tumultos entre especuladores y curiosos que se arremolinaban en Wall Street. La policía tomó medidas. Entre los corrillos circuló el rumor de que once especuladores arruinados se habían suicidado. A las 12'30 h, para controlar el follón, se ordenó desalojar las dependencias de la bolsa reservadas al público. Uno de los que salió a la calle fue Winston Churchill, que pocos meses antes había abandonado el Ministerio de Hacienda británico.
Churchill se admira del “orden y la calma sorprendentes” que, dada la gravísima situación, mantenían los especuladores que estaban allí (...) ofreciéndose unos a otros paquetes enormes de acciones a un tercio de sus antiguos precios y a la mitad de su valor actual y sin encontrar durante muchos minutos a nadie lo bastante fuerte como para recoger las fortunas que se veían obligados a ofrecer”. Churchill, que llevaba tres meses en América dando conferencias y visitando amigos, había obtenido unas ganancias de unas 5.000 libras jugando a la bolsa. Debió perderlo todo en el crack, pero jamás lo hizo público.”
La sesión bursátil se inició de forma sostenida, pero en seguida afluyeron grandes cantidades de papel y se hundieron los precios. Los angustiados especuladores arrojaron sus títulos sobre las mesas de contratación. El ticker (teletipo) se retrasó. Los agentes de bolsa exigieron garantías para los títulos a crédito y ante la imposibilidad de obtenerlos, volcaron nuevas remesas de papel sobre la bolsa, ocasionando nuevas bajadas. Y así ola tras ola, levantando una tempestad más fuerte e incontrolable.
En la calle se originaron tumultos entre especuladores y curiosos que se arremolinaban en Wall Street. La policía tomó medidas. Entre los corrillos circuló el rumor de que once especuladores arruinados se habían suicidado. A las 12'30 h, para controlar el follón, se ordenó desalojar las dependencias de la bolsa reservadas al público. Uno de los que salió a la calle fue Winston Churchill, que pocos meses antes había abandonado el Ministerio de Hacienda británico.
Churchill se admira del “orden y la calma sorprendentes” que, dada la gravísima situación, mantenían los especuladores que estaban allí (...) ofreciéndose unos a otros paquetes enormes de acciones a un tercio de sus antiguos precios y a la mitad de su valor actual y sin encontrar durante muchos minutos a nadie lo bastante fuerte como para recoger las fortunas que se veían obligados a ofrecer”. Churchill, que llevaba tres meses en América dando conferencias y visitando amigos, había obtenido unas ganancias de unas 5.000 libras jugando a la bolsa. Debió perderlo todo en el crack, pero jamás lo hizo público.”
David Solar. El
crack. Historia Universal del siglo XX. Historia 16.
COMENTARIO:
Se trata de un texto historiográfico,
puesto que está escrito por un historiador y recogido en “Historia universal
del siglo XX”. Podemos fecharlo a final del siglo XX o comienzos del XXI, una
vez que se conociera a ciencia cierta qué causó el desastre del “Crack”.
El autor es David Solar, historiador.
Va dirigido al público en general, con la
finalidad de informar sobre lo que ocurrió aquel jueves 24 de octubre de 1929
de manera pública y oficial.
Si tuviéramos que poner un título al
texto, éste podría ser “Fatídico jueves”.
La idea principal del texto es “el crack
del 29”, con la crisis económica que esto supuso. Al principio, enlaza con los “felices
años 20”, explicando cómo crecía el número de accionistas y, por tanto, la
especulación bursátil. Cómo en ese “jueves negro” todos estos procesos de la
economía se rompen, hay una caída de los precios de las acciones que cotizan en
Bolsa. La ruina de muchas personas es más que evidente: pérdida de sus ahorros,
de los puestos de trabajo, cierre de empresas…
La historia empieza contando con la
prosperidad y el bienestar que trajeron los años 20, provocados por la sociedad
de consumo y el crecimiento económico; una nueva visión de la sociedad, nuevas
marcas, mecanización, avances tecnológicos, aumento de la producción (hasta
llegar a la sobreproducción), más bienes de consumo a disposición del público…
Pero todo este proceso creaba necesidades
falsas, es decir, se empezaron a comprar productos de los que se podía prescindir.
El negocio fue muy lucrativo durante estos años, especialmente en Estados
Unidos.
Pero todo era demasiado bonito para que
durase eternamente. En algún momento acabaría. Sin embargo, nadie estaba
preparado para ese 24 de octubre de 1929 en Wall Street, que pasaría a la
historia como una de las fechas “negras” de la historia.
La sesión bursátil de aquel día comenzó,
se pusieron a la venta, como de costumbre, muchas acciones. Pero fue la
inexistencia de compradores y la consiguiente caída de los precios de las
acciones lo que provocó el pánico ante una más que posible ruina. A todo esto
se sumó el retraso del teletipo (las noticias no llegaban), una mayor caída de
los precios, los agentes exigen garantías de que su dinero no se va a perder,
los especuladores acrecientan su preocupación ante la falta de garantías, se
produce el desalojo de las dependencias de la Bolsa… Llega el suicidio de
algunos de los muchos que se vieron de pronto en la ruina más absoluta.
A todos los que habían perdido su dinero
les esperaba una dura crisis por delante: cerraron empresas o perdieron el
trabajo, todos los ahorros desaparecieron, algunos bancos se fueron a la
quiebra, tendrían que vivir de la limosna y la caridad… Winston Churchill
aparece como ejemplo de estas pérdidas: el antiguo primer ministro británico
juagaba en la Bolsa y llegó a perder una suma cercana a las 5000 libras;
también él fue víctima del “crack”.
A pesar de “la calma y el orden” (todo el
que se podía tener en aquel momento), los especuladores se vieron obligados a
vender las acciones a precios muy bajos, muy inferiores a lo que ellos pagado
en un primer momento.
La crisis económica tuvo terribles
consecuencias, y no sólo a corto plazo. La precaria situación de buena parte de
la sociedad, la debilidad de los sistemas políticos (incapaces de dar respuesta
a los problemas originados) y la aparición de grupos totalitarios (fascismo
italiano – nazismo alemán) que proclamaban tener la solución hicieron que nada
volviera a ser igual.
Ana de Gracia Valero, 4º ESO - Salesianos San José (Pozoblanco)
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