miércoles, 2 de abril de 2014

UN BOTÓN

Los textos históricos (ya lo sabes) son trocitos de historia. A través de ellos, analizándolos detenidamente, podemos entender mejor qué ocurrió, por qué, cuáles fueron las consecuencias a corto y a largo plazo de los hechos históricos...
Para muestra, un botón.


“Nada hacía presumir en aquella apacible mañana otoñal del jueves 24 de octubre, que pasaría a la historia como una de las fechas negras del siglo, el jueves negro de Wall Street.
La sesión bursátil se inició de forma sostenida, pero en seguida afluyeron grandes cantidades de papel y se hundieron los precios. Los angustiados especuladores arrojaron sus títulos sobre las mesas de contratación. El ticker (teletipo) se retrasó. Los agentes de bolsa exigieron garantías para los títulos a crédito y ante la imposibilidad de obtenerlos, volcaron nuevas remesas de papel sobre la bolsa, ocasionando nuevas bajadas. Y así ola tras ola, levantando una tempestad más fuerte e incontrolable.
En la calle se originaron tumultos entre especuladores y curiosos que se arremolinaban en Wall Street. La policía tomó medidas. Entre los corrillos circuló el rumor de que once especuladores arruinados se habían suicidado. A las 12'30 h, para controlar el follón, se ordenó desalojar las dependencias de la bolsa reservadas al público. Uno de los que salió a la calle fue Winston Churchill, que pocos meses antes había abandonado el Ministerio de Hacienda británico.
Churchill se admira del “orden y la calma sorprendentes” que, dada la gravísima situación, mantenían los especuladores que estaban allí (...) ofreciéndose unos a otros paquetes enormes de acciones a un tercio de sus antiguos precios y a la mitad de su valor actual y sin encontrar durante muchos minutos a nadie lo bastante fuerte como para recoger las fortunas que se veían obligados a ofrecer”. Churchill, que llevaba tres meses en América dando conferencias y visitando amigos, había obtenido unas ganancias de unas 5.000 libras jugando a la bolsa. Debió perderlo todo en el crack, pero jamás lo hizo público.”
David Solar. El crack. Historia Universal del siglo XX. Historia 16.


COMENTARIO:
Se trata de un texto historiográfico, puesto que está escrito por un historiador y recogido en “Historia universal del siglo XX”. Podemos fecharlo a final del siglo XX o comienzos del XXI, una vez que se conociera a ciencia cierta qué causó el desastre del “Crack”.
El autor es David Solar, historiador.
Va dirigido al público en general, con la finalidad de informar sobre lo que ocurrió aquel jueves 24 de octubre de 1929 de manera pública y oficial.
Si tuviéramos que poner un título al texto, éste podría ser “Fatídico jueves”.
La idea principal del texto es “el crack del 29”, con la crisis económica que esto supuso. Al principio, enlaza con los “felices años 20”, explicando cómo crecía el número de accionistas y, por tanto, la especulación bursátil. Cómo en ese “jueves negro” todos estos procesos de la economía se rompen, hay una caída de los precios de las acciones que cotizan en Bolsa. La ruina de muchas personas es más que evidente: pérdida de sus ahorros, de los puestos de trabajo, cierre de empresas…
La historia empieza contando con la prosperidad y el bienestar que trajeron los años 20, provocados por la sociedad de consumo y el crecimiento económico; una nueva visión de la sociedad, nuevas marcas, mecanización, avances tecnológicos, aumento de la producción (hasta llegar a la sobreproducción), más bienes de consumo a disposición del público…
Pero todo este proceso creaba necesidades falsas, es decir, se empezaron a comprar productos de los que se podía prescindir. El negocio fue muy lucrativo durante estos años, especialmente en Estados Unidos.

Pero todo era demasiado bonito para que durase eternamente. En algún momento acabaría. Sin embargo, nadie estaba preparado para ese 24 de octubre de 1929 en Wall Street, que pasaría a la historia como una de las fechas “negras” de la historia.
La sesión bursátil de aquel día comenzó, se pusieron a la venta, como de costumbre, muchas acciones. Pero fue la inexistencia de compradores y la consiguiente caída de los precios de las acciones lo que provocó el pánico ante una más que posible ruina. A todo esto se sumó el retraso del teletipo (las noticias no llegaban), una mayor caída de los precios, los agentes exigen garantías de que su dinero no se va a perder, los especuladores acrecientan su preocupación ante la falta de garantías, se produce el desalojo de las dependencias de la Bolsa… Llega el suicidio de algunos de los muchos que se vieron de pronto en la ruina más absoluta.
A todos los que habían perdido su dinero les esperaba una dura crisis por delante: cerraron empresas o perdieron el trabajo, todos los ahorros desaparecieron, algunos bancos se fueron a la quiebra, tendrían que vivir de la limosna y la caridad… Winston Churchill aparece como ejemplo de estas pérdidas: el antiguo primer ministro británico juagaba en la Bolsa y llegó a perder una suma cercana a las 5000 libras; también él fue víctima del “crack”.
A pesar de “la calma y el orden” (todo el que se podía tener en aquel momento), los especuladores se vieron obligados a vender las acciones a precios muy bajos, muy inferiores a lo que ellos pagado en un primer momento.

La crisis económica tuvo terribles consecuencias, y no sólo a corto plazo. La precaria situación de buena parte de la sociedad, la debilidad de los sistemas políticos (incapaces de dar respuesta a los problemas originados) y la aparición de grupos totalitarios (fascismo italiano – nazismo alemán) que proclamaban tener la solución hicieron que nada volviera a ser igual.

Ana de Gracia Valero, 4º ESO - Salesianos San José (Pozoblanco)

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