jueves, 9 de octubre de 2014

¡MENUDO PERSONAJE!

En esta sección que estrenamos trataremos de ir dando cuenta de la vida, obra y milagros (si los hubo) de algunos personajes históricos. No se trata de relatar una pequeña biografía de estos hombres y mujeres "destacados e influyentes", sino de "dar colorido" a la historia (materia tan tediosa a veces).

Iniciamos nuestra andadura en el siglo XVIII... ¿Qué podemos contar de Luis XIV, el Rey Sol? ¿Sabes cómo vivía Catalina la Grande? ¿Y el pirata Drake?

CATALINA LA GRANDE.
Catalina II (1729-1796) era la princesa de un pequeño reino de Prusia que contrajo matrimonio con el heredero al trono ruso, que llegaría a ser Pedro II.

Bella, ambiciosa e inteligente, Catalina era infeliz en su matrimonio, que terminó con un golpe de estado en 1762 que derrocó al zar Pedro. Éste moriría poco después en un fortuito y nada sospechoso "accidente de caza".
Catalina amplió Rusia, transformó la corrompida burocracia e instauró un despotismo ilustrado que occidentalizó el país. Además, las artes avanzaron mucho durante su reinado.

Pero Catalina es conocida también por sus excesos en lo privado. Entabló gran amistad (como mínimo) con los grandes pensadores de su tiempo; por ejemplo, los filósofos Rousseau y Diderot. Se dice que se acostó con un amplio porcentaje de los oficiales rusos, además de sus romances con hordas de importantes políticos y artistas. Por cierto, ninguno de los hijos que tuvo fue de su marido.

Alejandro Pinel Martínez - 4º ESO


FRANCIS DRAKE.


Comenzó su vida de marino a los 13 años, y a los 20 ya era capitán de navío. Empezó vendiendo esclavos africanos y acabó como corsario de la reina Isabel I de Inglaterra (corsario: era el nombre que se concedía a los navegantes que, en virtud del permiso concedido por un gobierno en una carta de marca o patente de corso, saboteaban el tráfico mercante de las naciones enemigas de ese gobierno, generalmente hundiendo sus naves y, en algunas ocasiones, saqueando o raptando). Aprendió el "oficio" de su tío, también famoso corsario, John Hawkins.

Ególatra: puso en su escudo la leyenda de "Primero que circunnavegó la Tierra", ignorando que esto ya lo habían hecho antes.
Pretencioso: puso como nombre Pasaje de Drake al Mar de Hoces, descubierto 50 años antes por los españoles. Lo mismo hizo en el descubrimiento de Tierra de Fuego: se vinculó a este descubrimiento, realizado mucho años atrás por España.

En una ocasión, cuando estaba en forzosas negociaciones para arreglar sus buques y aprovisionarse, apareció la Armada española con 13 barcos, en uno de los cuales viajaba el nuevo virrey. Al verse rodeado, durante la noche cargó el oro, la plata y los objetos de valor y partió con un barco, dejando a sus hombres en tierra luchando.

Marta García Arteche - 4º ESO

LUIS XIV.
Representante de la voluntad celestial que impuso la suya propia en todos los ámbitos de la vida nacional de Francia. Llevó a cabo una reorganización general de la economía, la reforma del ejército, consiguió numerosas victorias militares, hizo de su país la primera potencia cultural europea. También reinó en Navarra y es conocido como el Rey Sol por haber iluminado a Francia.

Luis XIV vistió enormes plumas de pelo natural, mangas adornadas de ricos encajes y sus famosos zapatos de tacón, que eran para compensar su baja estatura y que prohibió llevar al resto de la corte; aquel que desobedeciera la orden sería castigado con la pena de muerte.

El rey Luis XIII, su padre, tuvo fama de homosexual cuando era adulto, aunque se le conocieron amantes femeninas. Algunos dudan que el Rey Sol fuera hijo suyo, aunque no hay pruebas de esto. Sí que parecía ser misógino (que muestra odio hacia las mujeres).

Era un hombre poco aficionado a la limpieza. Se bañaba únicamente bajo receta médica, porque se le aconsejaba que el paso por el agua era saludable. Luis XIV se conformaba con asearse todas las mañanas la cara con un algodón impregnado de alcohol o de saliva, como un gato.
Una de las consecuencias de la falta de higiene en la época en que era obligatorio llevar enormes pelucas fueron los piojos. En aquel tiempo era común rascarse debajo de la peluca con una pequeña mano de marfil cogida a un largo mango.

Laura Olmo de la Torre - 4º ESO